lunes, 11 de noviembre de 2013

Las Albaredas, sin sombra de vecinos

Las Albaredas
Sin sombra de vecinos

         Montes tristes, silenciosos, allí al pie del "Morro de la Cogullada" descansan  tus ruinas, que estuvieron vivas en tiempos pretéritos.

         
                         Poco es lo que te queda, solo un amasijo de piedras caídas y vigas podridas. Eres el fruto del profundo cambio social del mundo rural al urbano, a la modernidad, a la esperanza de una vida quizás mejor en las grandes ciudades.
 
Los árboles crecen en tus patios, los tejados y cubiertas se han desplomado por el peso del olvido, y la lluvia y la nieve entran en las habitaciones de tus casas.
Has visto partir para siempre a tus vecinos que acudieron a la urbe en busca de una vida mejor, más cómoda y más moderna.
 
 
La vegetación cubre todo lo que hubo y lo que fuera una aldea con vida; todo se vació en el justo momento en que podrían haber recibido luz y acceso digno.
 
 
 
 
 
Nada, nadie, tan solo barro, ruina y abandono.      
 
 
 
                    Empezaste a quedarte sumida en el olvido, a partir de los años 70 del pasado siglo, cuando el éxodo masivo del campo acabo con miles de años de una cultura rural milenaria. 
 
    Eres uno de los muchos pueblos sin vida, casi sin voces. 
 
     
                 SILENCIO
 
este silencio nos empapa de tu atmósfera mágica, cuando te estamos paseando por tus calles, en donde apenas hay vida, nos ayuda a concentrarnos mejor en todos los detalles que podemos ver con nuestros ojos.
 
 
Un pueblo sin memoria, pierde su identidad
 
       Eres por desgracia, de esos muchos pueblos deshabitados, pueblos sin vida, casi sin voces, que se desmoronan lentamente con el tiempo.
 
       Algunos pueblos, tu entre ellos se animan a vivir sin gente, entonces suelen poblarse de leyendas, de sucesos que nunca ocurrieron y con cuentos que nadie se atrevería a contar.
 
 
 
     Tampoco tú tienes sombras de vecinos, solo en ellos habitan los que pasan de largo, pero los antiguos moradores abandonaron el lugar por amores, por trabajo o nuevas historias, ahora quedan las veredas únicamente recorridas por el viento.
 
 
Los pueblos cambian, la memoria no
Albareda mía, que estás triste
Albareda mía, que estás sola
en soledad infinita
de destrucción y abandono
rezuman todas tus piedras
lágrimas de desencanto
porque tus hijos queridos
todos nos hemos marchado,
venimos a verte un día
llenos de amor en nuestras manos
y unidos unos con otros
todos junto te cantamos.
 
 
 


 
Portell 2013




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